viernes, 18 de junio de 2021

Soda Estéreo


"Alguien me ha dicho que la soledad, se esconde tras tus ojos"
Te amé con la porosidad de mis huesos, con los ecos de mi soledad. Te amé como la niña ingenua que una vez fui, y que jamás volveré a ser. Como si no hubiera mañana, como si no hubo pasado. 
"Y que tu blusa atora sentimientos que respiras"
Temblé, tanto que la escala richter fue incapaz de medir mis sismos emocionales. Como los animales, me acerqué a ti casi por instinto.
"Tenés  que comprender que no puse tus miedos, dónde están guardados y que no podré quitártelos, si al hacerlo me desgarras"
¿Quién salvó a quién? ¿Quién lastimó a quién? Si aún cierro los ojos y puedo verme en esa habitación de dos, deshojando los segundos. El mundo era un rumor lejano. 
"No quiero soñar mil veces las mismas cosas"
 mentías tan bonito.
"Ni contemplarlas sabiamente"
Aún te pienso.
 "Quiero que me trates suavemente"
¿Eso dura un para siempre chico?
"Te comportas de acuerdo con lo que dicta cada momento, y esa constancia no es algo heroico, es más bien algo enfermo"
Supongo que a todo le llega su momento
"No quiero soñar mil veces las mismas cosas, ni contemplarlas sabiamente"
 te duelo.
"Quiero que me trates suavemente"
A sabiendas que finjo que te odio, porque el fondo me averguenza echarte de menos.
"No quiero soñar mil veces las mismas cosas ni contemplarlas sabiamente, quiero que me trates suavemente"
Tarde para arreglarlo.
"Quiero que me trates suavemente"
Que pienses en mí cuando folles.
"Suavemente, suavemente"
para que no me olvides, como yo a ti.

Loveit

Esa chica me gustaba.
La adoraba.
La soñaba.
Imaginaba aventarme en trineo por sus caderas.
Recostarme en pocisión fetal por las lunillas de su sonrisa.
Arder en sus gestos, entrometerme en su vida. Urgar en sus recuerdos dolorosos y fúmarmelos completos.
Me gustaba.
La quería para mí.
Para mirarme en sus pupilas, para pensarla todo el día, para dedicarle mis insomnios e inventarle poesía.
Para darle besos.
Para olerla.
Quería fusionarme en su aroma.
Ser una.
Nunca un adiós, siempre hola.
Yo la quería para enrredar mis dedos en su ondulado pelo, mientras la escuchaba muda quejarse de un mal día.
Cargar en mis sienes con sus preocupaciones, ser el síntoma reprimiendo sus pasiones.
La quería.
Para comérmela.
Para quererla despacito. 
Para admirarla.
Para estar con ella de tres a tres, para dedicarle versos de Elvira Sastre.
Tomar el té, el café y la cerveza.
Para hacer dieta de manzanas y fresas. Me gustaba en serio.
Y no se lo dije.
Me lo callé.
Y voy por allí pagando el precio.
Extrañando algo que nunca fue, y ella odiándome sin haberme querido.
La quería, carajo. La quería y se fue sin haber venido, ella allá como si nada, y yo aquí como si todo.

¿Fin?

Dicen las malas lenguas que un depresivo no supera al objeto de su amor de otro modo que no sea introyectándolo. O sea, volviéndose él. De esa manera lo lleva dentro, de esa manera no tiene que decirle adiós. 
¿En serio?
Lo pienso, 
me veo y digo 
que a lo mejor, llevo la inocencia de Juan Carlos en lo que desconozco, 
el orgullo de Guadalupe como defensa ante lo que creo que me hará daño. 
El buen humor de Abraham. 
La sensualidad de Maryen. 
El egocentrismo de Vianey, 
la perspicacia de Eduardo,  
el sentido de protección de Gardel, 
las mentiras de César, la perseverancia de Fabiola,  la madurez de Janet, los sueños de Miztli, 
soy los besos de Karina. 
Soy el adiós de Daniela, el hola de Nelly.
También sé dejar ir. 
Sí, soy la libertad de Joaquín.
Soy lo que viví y seré lo que ha de venirl

martes, 9 de junio de 2015

Valiendo Verga.


Por vigésima sexta vez entro al quirófano.
No estoy asustada.
No más.
Maduré prematuramente, crecí temiéndole a la muerte, entre hospitales y dolores, no fue bonito pero me hice fuerte. 
No sirvo más que para sobrevivir, para sufrir y seguir.
Hierba mala gozará de larga vida, recuérdenlo siempre.
Regreso de una transfusión sanguínea, anemias locas me dicen. Llevo dos unidades de sangre de mi madre, me he llevado todo de ella, sus ojeras, su fuerza, su rigor, su felicidad, su tranquilidad, su juventud. Su sangre, siempre cuanto necesite este frágil cuerpo. Mi padre me mira y no me mira, me habla  de que debo de volver a confiar en un dios para que me vaya mejor, veo esa nubleza de dolor en sus ojos, ese dolor que solo puede entender quién mira a un hijo agonizar. Terror, es terror, él no tiene miedo, tiene terror. A Dios se le olvido ayudarme y yo olvidé como era rezarle. Volveré, solo  eso sé papá.
 ¿Y si no lo haces Cecilia? 
Por más optimista que uno esté, la  posibilidad esta latente.
¿Y si no vuelvo?
La muerte es tan necesaria, la vida nace de la muerte. Sócrates esperaba gozoso la muerte, ¿Porqué entonces habría que desgastar fuerzas en temerle a algo tan natural?
Miedo al olvido, esa es la respuesta.
No quiero no tener que estar, y que a la gente le de igual.
Que sigan y yo no.
Quiero que mi esencia permanezca, que mi existencia le de significancia a algo.
Que me recuerden.
O que me olviden despacio.
He visto gente olvidarme en vida, y eso duele.
Al menos muerta no podré sentir quién me olvida.
La gente olvidará tus palabras, tus acciones, pero no olvidarán como las hiciste sentir.
Y eso motiva.
¿Abré echo sentir lo suficiente a alguien para que no me olvide?
Ojalá y sí.
Puedes quedarte mi laptop siempre y cuando entres a la universidad.
No, no eres como yo. Eres más que yo. No te alejes de la familia, ni permitas que alguien lo haga, recuerda siempre OHANA. Que yo viví y seguí por ello. Y muchas veces por ustedes.
 Par de chismosos y tragones. 
Puedes quedarte con mi célular, siempre y cuando obedezcas a mamá. Todo lo que hizo fue por mí. Hoy no lo entiendes, pero fue así. Recuerda Ohana, y que la escuela es otro hogar.
Siempre, nosotros tres contra el mundo.
No mueran, maten por lo que quieren.
Y vivan por lo que mueren.
Es por si acaso.
Pero no será mañana.
Pues hierba mala gozará de larga vida, recuérdenlo siempre.
Voy a dormir, estoy cansada.


jueves, 21 de mayo de 2015

¡Vygotsky me dió en toda la madre!!


El enfoque sociocultural, digamos que es lo mío. La teoría de la percepción de Lev (para los amigos) me orgasmeó bastante. Y desde ese momento lo idolatré, por ser chido y de varo. Hasta que mi mentor, que no es psicoanalista sino artista plástico (pues considera que el psicoanálisis es para gente sin escrúpulos y él, después de su primer paciente con brote psicótico descubrió que si tiene escrupulos), me dijo: Lovar, lee la teoría de la imaginación de L.S Vygotsky y te darás cuenta de cosas (sí, lo dijo en un plan de análisis, pero me saltaré esa parte ). Como era de esperarse, me llovieron los vergazos,  representados en cada uno de los grafemas de Lev, no concibia como una teoria sociocultural, iba a traer secuelas y compaginarse con las T. Psicosexuales, pero en fin, eso no es lo que importa ahora, sino que el hermoso de lev, dice que los escritores que hacen métaforas (poetas y sus derivados') tienen una expresión imaginativa casi primitiva, pues solo juegan con el significante y significado, aunque eso no quiere decir que no tengan imaginación, pues al ser seres sociales, todos la tenemos, no no no, lo que no tienen la gente que hace metáforas con corte poético es: (sonidoderedobles.mp3) ¡CAPACIDAD CREATIVA! pues ellos imaginan pero no saben como  llevarlo a un plano tangible, no saben expresarlo, no saben crear NADA que no tenga que ver con si mismos, con su entorno. En escencia solo son soñadores adornando en lenguaje. Sí, así bien pinches triste :'c
En fin, Lev bebé dice que los escritores ( de historias y sus derivados, canciones y sus derivados) artistas, pintores, músicos, científicos (así como lo leen), tienen una máxima expresión de su imaginación.
¿Y a todo esto qué Cecilia?
A pues que quiero rehabilitar mi capacidad creadora, a traves de la escritura, no es posible que me digan que estoy frustrada imaginativamente y que a penitas puedo hacer versos pseudo-metafóricos, no no no, sí tengo imaginación dentro mío, quiero hacerla explotar cuál dinámita. :#
¡Así que... esperen mis historias! ·♡

Post-Mortem



Volvieron mis problemas de ansiedad, pero en múltiplos de treinta.
Fumaba por la necesidad de ocasionarme una jaqueca.
Me duché siete veces al día con agua helada, con la intención de sentir como mi angustía cesaba.
Dejé de escribir.
Dejé de escuchar.
Dejé de hacer tareas y dejé de soñar.
No quise ver a nadie, solo dormí, sin pesadillas, sin contenido; sueños vacíos dignos de un espíritu podrido.
Dejé de llorar y de limpiar. 
No quise comer.
Por catorce lunas yo mengué, y a la quinceaba me masturbé.
Hasta sangrar, hasta sangrar.
Lo voy a superar, pensé.
Las piernas se pintaron de carmesí.
Grité a berridos tú nombre acompañado de un ven a mí.
Y entre auxilios ahogados me perdí.

martes, 17 de marzo de 2015

Más allá del placer.


Vivo en falta.
Y me dicen que es normal.
Que hasta el propio Platón lo sabía y por ello ideó la teoría de la intelegibilidad.
Vivo en falta.
Y me siento mal.
Que hasta el propio Freud lo sabía, y sostenía que los síntomas te mantenía en equilibrio mental.
Vivo en falta, y no estás, y no eres tú, ni tú ni tampoco tú.
¿Dónde esta el complemento de mi opuesto?
Pendo de un vacío infinito, y me desespero al prohibirme buscar el objeto de mi deseo, se me escapa el aire y las lagrimas quieren salir, bailando un vals con estas teclas.
Me ato a presencias, ¿Quién vendrá ahora? ¿Podrá llenarme?
Si mis amores no han sido más que metáforas y metonimias de un objeto perdido.
¿Lo busco?
Me niego.
Me auto castigo.
Vivo en falta.
Y pocos lo entienden.
Y destilo sentimientos.
Y materializo pensamientos.
Estoy en falta.
Estoy en falta.
Y pocos entienden lo que digo.